Era prácticamente un deber histórico del blog realizar una entrada de este tipo. Después de recorrer brasas sobre las que crepitan churrascos y lomos y degustar los mejor de nuestro Mar Mediterráneo en forma de tapa, os merecíais que os cediera espacio a los veganos, como tantas veces me habéis pedido.
He tenido que tomar una decisión a la hora de escribir este artículo: o bien buscar los platos más destacados de los bares especializados en comida no procedente de animales (que alguno hay) o resaltar opciones que cumplan con los cánones veganos y que podemos encontrar entre las cartas normales y corrientes. Finalmente, me he decidido por esta última variante, aunque solo sea para hacer más extensivo el post y que pueda ser aprovechable, incluso, por los carnívoros más recalcitrantes.
Champiñones – Casa Puga
Comenzamos con un súper clásico de la cultura de la tapa almeriense. Los champiñones de Casa Puga llevan deleitando a propios y extraños desde hace décadas, con una sencillez insultante: los hongos, aceite, perejil, ajo y sal.

Hamburguesa vegana con curry dulce y yuca (Maricastaña)
Aunque este local sí que tiene una variada oferta en comida vegana, es apto para todos los públicos. Eso se extiende a esta hamburguesa, que palia la falta de jugosidad habitual de los sustitutos de la carne con una salsa de curry equilibrada y chispeante.

Berenjenas fritas – La Gitanilla
El que haya estado por allí alguna vez sabrá que no es uno de esos lugares a los que se acude para pedir algo concreto. Pero la perfección de estas berenjenas, de receta aparentemente poco complicada, aunque difícil de dominar, merecía la pena. Se puede pedir que te las acompañen con miel, si lo deseas.

Ajoblanco – El Portón Verde
Una propuesta en la que me la juego, porque no he conocido a dos personas a las que guste el ajoblanco igual. Pero, sin duda, este es uno de los mejores que yo he probado en un bar. Suave, de textura muy cremosa y servido en su justa medida.

Falafel – Restaurante Aljaima
Una propuesta habitual dentro de las cartas veganas a la que podemos hincar el diente elaborada, directamente, por manos autóctonas. Un bocado lleno de exotismo y recuerdos de sabores lejanos.

Patatas bravas – Bar Bonillo
Otro buque insignia de la gastronomía de pequeño formato en nuestra capital. El paradigma de la patata brava, muchas veces imitada y en pocas ocasiones replicada con esa maestría que solo saben dar en esta casa. No aptas para paladares sensibles.

BONUS TRACK Champiñones – Bar Bonillo
Y quién iba a decir que una taberna tan añeja como el Bonillo podía convertirse en un lugar apto para veganos. Otra opción que ya he mencionado anteriormente y que también son capaces de bordar aquí.
