No se puede decir, ciertamente, que la tradición enológica almeriense se remonte generaciones atrás. A pesar de que desde siempre se ha elaborado vino «del país» en muchos pueblos almerienses, las bodegas que hoy salpican la geografía de la provincia cuentan, en el mejor de los casos, con unas pocas décadas de antigüedad.
Sin embargo, la enorme evolución que ha venido de la mano de la ciencia y la técnica en cuestión vinícola, ha logrado que prácticamente cada rincón del país pueda presumir de un puñado de etiquetas a las que merece la pena prestar atención.

Vaya por delante que no tengo absolutamente nada de entendido en la materia. Pero como curioso que soy de todo lo que pueda uno echarse a la boca, me apetecía rodearme de expertos y aficionados de largo recorrido para probar algunos caldos. Los seleccionamos gracias a la ayuda de David Calderón, de Salitre Bar de vinos (donde se produce la reunión) y Alfonso Montaña, de la tienda especializada Solera Ibérica.
La idea ha sido la de juntarnos alrededor de una mesa y comentar impresiones, guiados por ellos, y en compañía de María del Mar Fernández y Rober Ayala, responsables de la bodega Pura Vida, de Fondón, que nos traerían dos de sus botellas para incorporarlas a la cata. Todo, maridado con las excelentes tapas del que se ha convertido en uno de mis bares favoritos de la ciudad.








Huelga mencionar que lo que aquí se refleja son unas impresiones personales, que os servirán más o menos, según concordéis con mi gusto o no. Lo que sí puedo decir es que la muestra de vinos que aquí os traigo no es más que un conjunto que, por uno u otro motivo, ha llamado la atención de los participantes en esta quedada y a los que consideramos que hay que dar una oportunidad.
Pura Vida 2018 (Fondón)
Tinto. joven. Garnacha.
El vino natural cuenta con la desventaja de ser fiel a una idea y no romperla a pesar de las dificultades. Se elabora con poca o ninguna química y eso puede resultar extraño a los que están habituados a los Riberas y Riojas convencionales. Sin embargo, este te conquista desde el primer instante con un aroma fresco a frutos rojos. De esos que cuanto más lo tomas, más se te acomoda en la boca.

Cristina Calvache 3 (Alboloduy)
Tinto. Crianza. Tempranillo, Merlot y Sirah
Uno de los vinos más extraños a los que me enfrento en esta cata. En nariz es tan potente que se hace respetar: especiado y fragante. Sin embargo, luego sorprende convirtiéndose en algo relativamente sencillo aunque con personalidad y que permanece en el recuerdo. Perfecto para acompañar en un tapeo informal.

Está por venir (VPélez-Rubio)
Tinto. Crianza. Tempranillo.
Está por venir es un viaje por la comarca de los Vélez. Puro campo embotellado que te transporta con aromas de tomillo y romero. Rezuma tradición y raíces. Algo astringente y con la madera poco integrada. Para los muy ‘vineros’.

Sierra Almagrera 2016 (Cuevas de Almanzora)
Tinto. Crianza. Tempranillo, Shiraz, Garnacha
Uno de los vinos que nos sorprendió a todos. No en vano ha sido merecedor de varios reconocimientos a nivel nacional. Recuerda al monte por su aroma y su sabor, donde predomina una fruta envolvente que te atrapa de principio a fin. Se te agarra con firmeza a las papilas gustativas y no te suelta para llevarte por un viaje fantástico por su tierra.

Pura vida 2017 (Fondón)
TINTO. JOVEN. GARNACHA.
Este joven casi podría calificarse de rosado, aunque no lo es. Aún más fresco y afrutado que el que probamos antes y, probablemente, con mayor redondez. Como vino natural, no es para cualquiera. Ya avisa con ese color turbio y ese aroma expresivo y vivo.

Lauricius 2018 (Abrucena)
Tinto. joven. Syrah, Tempranillo.
Un vino galardonado que, sin embargo, me deja impresiones contrapuestas. Su aroma a castañas y otros frutos secos es agradable y acogedor. No lo tomaría como un vino para disfrutar en solitario, aunque lo traería a mi mesa sin dudarlo para acompañar un banquete entre amigos.

Cepa Bosquet 2019 (Laujar)
Tinto. Crianza. Syrah.
Otro de los grandes favoritos de esta cata. Medalla de oro en los Premios Mezquita gracias, entre otras cosas, a esa fantástica fruta roja madura que se te cuela por las fosas nasales y te conquista. De los que se podría decir «muy bebible»; disfrutable, juguetón.

Me parece un gran acierto de apotar a los vinos Almerienses, y valorar su calidad, ya que esta zona es muy hostil para conseguir un vino con criterio,
Tambien han olvidado una bodega de mas de 40 años elaboeando vinos naturales, situada en las Presillas bajas en Nijar, con los hermanos martinez salinas, con su vino tinto de Ribera de Majaredonda Y otra nueva en Vera , Bodegas Martinez Puertas , con el vino tinto de Virazon , con 4 variedades de uva y tres tipos de robles.
Mi agradecimiento a vuestro esfuerzo por los vinos de Almeria.
Suerte.
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No podíamos probarlos todos de una sentada, pero lo anoto, Fernando. ¡Gracias por leer!
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