Del 25 de octubre al 3 de noviembre en la Rambla Federico García Lorca de Almería
Antes de que alguien salte a mi yugular comentando «Qué costumbre tan almeriense esta» os diré, queridos gastroamigos, que no viene mal de vez en cuando salir de nuestra cueva con indalos rupestres pintados y abrir horizontes hacia otras culturas sin rasgarnos las vestiduras.
Amén del asunto tradicional, pienso convenceros con un buen puñado de razones de que pasar un rato por la carpa instalada en la Rambla Federico García Lorca es una gran idea si os apetece despejar la mente con cerveza, comida y música en un ambiente de fiesta.
Feria a la alemana
Quizás sea esta una definición más tosca que precisa, pero me parece acertado acercar un evento que aúna diversión, alcohol y comida a algo tan nuestro como las celebraciones patronales. El Oktoberfest es uno de los festejos más conocidos del mundo; toda una reivindicación del amor de los alemanes por la cerveza que congrega a más de cinco millones de visitantes cada año en Munich y que, con el paso del tiempo y estas cosas de la globalización el márketing, ya ha sido abrazado por decenas de ciudades alrededor del globo.
Desde que se abriera el primer barril para celebrar la boda de los príncipes Luis I de Baviera y Teresa de Sajonia-Hildburghausen en 1810, la fiesta ha evolucionado hasta convertirse en un evento de masas del que podemos extraer un buen puñado de notas gastronómicas que os interesarán si estáis leyendo este blog.




Una protagonista rubia
La gran estrella de todo Oktoberfest es, indudablemente, la cerveza. En este caso, proporcionada por Paulaner, que además de su rubia Original, refrescante y ligera, pone a nuestra disposición otras cuatro variedades más: la de trigo, áspera y dulce, muy apropiada para acompañar un snack; la corpulenta Salvator, de alta graduación y solo apta para los muy cerveceros, la Radler, con un toque cítrico que agradará a los menos habituados a esta bebida; y la sin alcohol. Las sirven por jarras de medio litro o las famosas ‘Maß’, tan típicas de este evento, con aproximadamente un litro de capacidad.
Gastronomía típica
La gastronomía alemana cuenta con dos referentes ineludibles que durante estas fechas se consumen por toneladas allá donde haya un bávaro. En el Oktoberfest almeriense tenemos la suerte de poder degustar salchichas y codillos guisados de una calidad notable que nos transportarán directamente hasta el popular ‘Theresienwiese’ muniqués. Una buena variedad que incluye la archiconocida Frankfurt, la Bockswurst, la Nurenberg o mi favorita, la Brastwurst, entre otras. Puedes pedirlas individuales o en platos combinados que se sirven con patatas fritas, el clásico chucrut y esa salsa de tomate y curry tan característica. En cuanto al codillo, resulta en un bocado más que sorprendente dada la naturaleza de barra y rapidez del lugar: es realmente tierno y tan agradable que invita a devorarlo uno tras otro.




Música y buen ambiente
He de reconocer que mis expectativas no eran demasiado altas antes de acudir al evento y que, tras unas horas entre risas, cerveza y buena comida, cambié mi impresión radicalmente. Pocos planes mejores se me vienen a la mente durante estos días si queréis pasar un buen rato disfrutando de lo mejor de la gastronomía de Alemania. Todo aderezado con actuaciones en directo que harán que os pase el tiempo volando. ¡Nos vemos en el Oktoberfest! Prost!