Los que me conocen bien, o los que solo han compartido un café conmigo, saben que tengo una absoluta debilidad por el dulce. Cuando era un minúsculo ser, esa devoción se inclinaba sobre todo por el chocolate, pero la evolución gastronómica que me ha llevado a ser un tipo que se dedica a hablar de comida, afortunadamente, me ha hecho ampliar mis horizontes azucarados.
Esto no me da más que quebraderos de cabeza cuando me planto delante de una carta de postres, o la vitrina de una repostería. Donde antes elegía con decisión y firmeza la variedad del marrón más intenso que encontrara, ahora me asalta un mar de dudas que acaba fructificando, para desgracia de mi nutricionista, en probar un poco de aquí y un poco de allá.
Hoy os traigo, para deleite de los más golosos, una selección de los postres más deliciosos que he probado en mis visitas a los bares y restaurantes de Almería durante el último año y pico. ¿Habéis guardado un hueco?
Tarta de queso – El vino en un barco
Calle Arco, 2 (Almería)
La moda de las tartas de queso llegó a nuestra ciudad con cierto retraso, como casi todo. Cuando en las grandes capitales ya campaban a sus anchas las recetas con cada vez menos tiempo de horneado, al punto casi de la deconstrucción, todavía por aquí se estilaban las de frigorífico y cuajo. Sin duda, un paso adelante que en este peculiar bar han sabido llevar a un punto de excelencia que encontraréis poco por nuestras latitudes. He visto, literalmente, a gente gemir de placer tras darle el primer bocado a esta tarta.

Tarta de queso (curado) – Salitre Bar de vinos
Calle Granada, 8 (Almería)
Me duelen la boca y los dedos de recomendar este bar. Desde que abrió me tiene conquistado, y sé de buena tinta que a un buen puñado de mis paladares finos de referencia, también. Aparte de su carta de tapas y raciones, que aúna originalidad y buena mano, cuenta con la que se ha convertido en mi obsesión más reciente. Una textura suave, el punto de dulzor justo y ese golpe final que te lleva a un queso de los de verdad. Cada segundo de degustación, cada detalle, está mimado en este postre. Incluso esos pedacitos de fresa seca, que más que una simple decoración, aportan un toque de acidez que ayuda a que nuestro paladar acoja todo el abanico de matices de esta creación como una madre que abraza al hijo que vuelve a casa por Navidad.

La tarta de la abuela – Tony García Espacio Gastronómico
Av. del Mediterráneo, 281 (Almería)
Este fue el golpe de gracia que me rindió a los pies de la renovada carta del Espacio Gastronómico de Tony García. Y es que, quién sabe si porque el diablo sabe más por viejo que por diablo, o por pura casualidad, con la tarta de galletas y chocolate se me está disparando un dardo directamente al corazón. Siempre fue la favorita de mi infancia y aún se me ilumina la mirada cuando mis tías me han hecho una así por mis cumpleaños recientes. La de Tony García logró mecerme durante unos minutos por un vaivén de sabores y recuerdos de niñez con dulzura y delicadeza.

Cannoli – Brusketta La Sarda
Calle Martínez Almagro, 6 (Almería)
He de reconocer que en esta elección hay mucho de mi devoción por El Padrino. También de la grata sorpresa que supuso probar una elaboración que había escuchado tantas veces mencionar en las decenas de ocasiones que he revisionado la trilogía de Coppola. A eso hay que sumar el hecho de no saber qué esperarme de un postre que no se me pareció a nada que hubiera probado antes. Eso y que sería capaz de comer ricotta en todas sus formas y preparaciones hasta el fin de mis días.

Brownie – Mr. Lemmon
Plaza de la Concha, 17 (Aguadulce)
Con este brownie tuve que tragarme mis palabras. Me lanzaron el reto de comprobar si ese era o no el mejor que había comido en mi vida, y lo cierto es que no esperaba un resultado así de perfecto. Casi deshecho y muy sabroso por dentro, crujiente por fuera y con ese contraste entre frío y cálido que caracteriza tanto a este postre. Hasta el helado de vainilla que lo corona merece una atención especial. A los aficionados del bizcocho más popular de los Estados Unidos no les puede faltar este en su colección.

(Bonus track) ‘Phoskitos’ de La Celiadería
Calle Murcia, 9 (Almería)
Aquí me reservo mi pequeño espacio para la información de servicio. Y es que me solidarizo con los intolerantes al gluten y a la lactosa, que se tienen que resignar a una vida falta de manjares adaptados a sus necesidades. Por suerte, en Almería cuentan con una repostería con obrador propio especializada en bollos, dulces, pastas pan, tarta y otro buen puñado de ‘galgerías’ para que puedan dar rienda suelta a sus más bajas pasiones gastronómicas. Todo elaborado con un mimo y un esmero que se deja notar en el resultado final, con muy poco que envidiar a muchas de las pastelerías convencionales que solemos visitar.

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