Sé que me estoy metiendo en camisa de once varas. Que en esta ciudad se sirve buen pescado casi en cada esquina y que cada uno encumbra el suyo de toda la vida como el rincón imperdible de nuestra gastronomía. También soy consciente de que la plancha de Los Claveles aún resuena en nuestras pituitarias. Pero eso es ya parte del pasado y tenemos que apoyarnos entre todos para pasar la página de un legendario bar que se fue para no volver.

Con todo esto dado por sentado, voy a intentar traeros un puñado de lugares en los que comer lo que nos regala el mar, cocinado como mandan los cánones. Como ni el espacio ni el tiempo son infinitos, iré diseminándolos en una serie de artículos que os traeré con cierta regularidad y conforme mis visitas se vayan sucediendo. Por lo pronto, queridos lectores, os dejo con la primera remesa. Disfrutad.

La Ruta / Siempre La Ruta

Ctra. de Ronda, 147 / Calle Lentisco

Estos bares hermanos tienen una filosofía clara que se hace patente en las paredes de los dos establecimientos: el producto fresco del día, ante todo. La pizarra como un elemento básico que vertebra su manera de entender la restauración. Y no solo supone el trámite de escribir en tiza las tapas y las raciones sugeridas por la casa, sino que representa un conocimiento y una pasión por el oficio que son claves para el éxito de La Ruta.

Os animo a dejaros caer y preguntar por las recomendaciones al camarero para disfrutar de una fritura sublime, de sus chispeantes adobos y una plancha siempre en el punto justo.

Los Sobrinos

Ctra. de Málaga, 29

Un gran clásico que siempre aparece en la conversación cuando se habla de bares de pescado en Almería. Visita obligada por esa combinación de calidad entre el género y el servicio, que es tan atento como eficaz. Pero es que, además, en Los Sobrinos no se limitan a pasar por la plancha o la freidora su un buen producto, sino que son capaces también de ofrecer una cocina a la altura de su fama. Muestras son la untuosa y potente marraná de pulpo, y su arroz, que sirven también en formato tapa y que, siendo yo un tanto especial a la hora de pedirlo en los bares, me tiene conquistado.

El Jurelico

Calle Jovellanos, 12

Por último, una taberna con, quizás, menos reconocimiento que las anteriores pero que ha sido capital en la reconversión gastronómica que ha sufrido el Casco Histórico en los últimos años. Situado en la Calle Jovellanos, epicentro gastroturístico de la capital, sabe utilizar todo el poder de la tradición marinera local para llevarlo a ese punto de equilibro entre lo efectivo, que gusta a todo el mundo, y un recetario clásico e inquebrantable. Me maravilla en este lugar, por encima de todo, los boquerones fritos con uno de esos adobos que te hacen salivar con tan solo imaginarlos: especiados, crujientes, delicados y con esa presencia avinagrada que me entusiasma.